Omega1

El Hombre y el Cordero

El hombre y el cordero El sol de la Diosa Madre, ¡Mira como brilla en el horizonte! ¡como ciega su resplandor! El viento se eleva, la tierra se estremece. Las ciudades sin hijos se marchitan, hay tanto polvo, tanto que el viento ha enloquecido. El tiempo se desangra, sobre la tierra y el mar carmesí, y refulgen sus raíces, tanto que los muertos parecen vivos. Hasta el núcleo de tus huesos, no te resistas. Dentro de tú corazón, repta, surge y devora, el cordero no se resiste. De nada sirven tus ojos ahora, ni tu boca estridente, ni el instinto, ni el miedo en los latidos. Tu frente al cielo, galopa desde el pecho. La libertad no esta en el horizonte, sino en lo más recóndito, un lugar tan pequeño, pero el más infinito.