Me adentro en tu lenguaje de perverso
laberinto, orillando mi reflejo
en el gesto azaroso del espejo
multiplicado en ti: soy tu reverso.
Me acerco ocultándome en el verso
que disfraza y proteje este ya viejo
juego entre yo y tu flor, en que me dejo
llevar hasta encontrarme con mi anverso.
¿Eres el duro rostro de mi muerte
aflorando del agua de estos días
o la frase dudosa de otra historia?
En el tiempo perderte y no perderte
es posible, en el tiempo te vacías.
Bloques de luz y sombra, la memoria.