alupego (Ángel L. Pérez)

SE FUERON Y LLEGARON

SE FUERON Y LLEGARON

Deshilachada forma.
El corazón de trapo.
Barniz de porcelana,
unos grises harapos.
Unos ojos vidriosos,
y la pétrea mirada,
sin color y sin fondo.
Prisioneros los brazos,
atados a los hombros.

Finas hebras de plata,
que sucumben al viento,
sobre un curtido rostro.
Sarmentosas las manos,
afilados los dedos,
como varas de enebro.
Un arrugado párpado,
soportando el pasado.

El sonido certero,
de un violín afinado.
Unas perfectas notas,
de cadente cansancio.
Sobre la faz enjuta,
unos delgados labios.
La nariz estirada,
sobre el viejo pasado.

Rosas rojas y blancas,
de brillante alabastro.
Translúcidas miradas,
de interior satinado.
Unos gráciles mirlos,
trinan sobrevolando,
los parduzcos tejados.
Y los ojos de bronce,
la tensión soportando.

Primaveras de sueños,
de color adornados.
Multicolores trinos,
sobre el aire flotando.
Una suave palabra,
se desliza hacia abajo,
hacia el vértice amado.
Mientras vibra la vida,
bajo el terráqueo manto.

Dormidos en la aurora,
con el alba en las manos.
Sueñan viejas leyendas,
flotando en el pasado.
Una mirada inquieta.
Los temblorosos labios,
amor solicitando.
Unas lágrimas ruedan,
sobre un rostro imaginario.

La canción se diluye,
entre viejos retratos,
en sus marrones marcos.
Con la rancia fragancia,
de los pasados años.
Latente en la memoria,
los gozos recreados.
Un recuerdo de bronce,
reposa en el pasado.

Sobre la piel la impronta,
de amorosas caricias.
Y una ligera brisa,
en la sutil alfombra,
de los dorados años.
A.L.
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05/07/2019