Languidecía esperando
mientras temblaban mis manos,
cuando estando tan cercanos
desesperado mirando
mis intentos eran vanos
Deseaba acariciarte,
tocar tus lindos cabellos,
pues parecen los destellos
del sol cuando va a besarte
enredándose entre ellos.
No quisiera estar distante
de tu vida ni un momento,
pues con asombro lamento
que cuando pasa ese instante
para mi es como un tormento.
Del sol ya no tengo celos
pues él no puede besarte,
solo podrá acariciarte
y envolver con sus reflejos
tu cuerpo para adorarte.
J. Piñeiro