Me diste con tus besos, la miel y la ambrosía
que cala las entrañas, con cálidas pasiones;
que llevan esas llamas que encienden corazones
y dejan nuestras almas radiantes de alegría.
Tu fuiste de mi vida, la dulce fantasía,
que diera a mis momentos tan bellas ilusiones;
tus labios y tu cuerpo colmaron de emociones,
las horas de tristeza que a veces padecía.
Mas todas tus caricias se fueron esfumando,
y cual gaviota blanca, mi nido abandonaste;
dejaste solamente mis sueños divagando
por las nubes de gloria, que tu bien dibujaste;
con mágicas palabras me fuiste despertando
anhelos que dormían: ¡Y luego te marchaste!
Autor: Aníbal Rodríguez.