Y sigo aquí, como todos los demás,
con problemas y ratos de felicidad,
gozando de horas muy buenas,
atravesando días de adversidad;
mirando en las personas penoso afán,
mientras trabajo por mirar en mi mesa el pan…
Todo eso está presente,
todo eso sería diferente,
si tú no estuvieras conmigo;
ese amor que me has dado,
me hace prevalecer,
me motiva saber que no has cambiado,
eres la misma de ayer…
Y fue así, que de ti me enamoré,
sin importar lo que dicen por ahí,
omitiendo las habladurías,
te dije: “bienvenida a mi vida…”
Agradezco cada instante,
lo que haces a mi favor,
en mi dolor, nunca has estado distante,
estás cerca, aunque me equivoco demasiado;
me dices, con mucho cariño:
“no me importa si te mantienes a mi lado,
ven, y no te hagas más daño,
recuerda lo de antaño,
lo que hice por ti…”
Esa calma, penetra mi corazón,
me confirma la gran verdad,
que dos son mejores que uno;
bendita seas,
por llegar en el momento oportuno…
Perdóname, porque muchas veces te ofendí;
ayúdame, no quiero alejarme de ti...
No soy santo ni caballero;
así me aceptas, así me quieres,
en tu corazón me mantienes,
porque sabes cuánto te quiero…
Y seguiré buscando ser de tu agrado,
así como esa vez, el día aquel,
que existirá en mi recuerdo;
el día en que te demostré
lo mucho que te amo…