Me acuesto sola
pero aún se dibuja
tu sonrisa diáfana
en mis párpados
Aún se ciñen tus brazos
trepando mis caderas
Aún me acaricia tu voz
embriagadas mis venas
Todavía se agita en mi pecho
el pulso de tu presencia
Dejaron estela tus manos
en los valles fértiles de mi soledad
Todo en mi tiembla y se agita
como esas hojas de álamo blanco
con las que el viento bailó un tango
Como las aguas que crecen bajo la luna
Me acuesto sola y aún se dibuja
tu silueta sombría en un mar de plata