¡Oh dios mío!
estás o no estás,
tan infinito que te pierdo
estás en todo y en nada
dice mi almohada.
Te busco en las flores de mi garganta
un grito remoto te alcanza,
tan cercano
tan lejano
me siento abandonado,
desesperado te busco
en los huecos del alma,
tan eterno tan inmenso
que no te encuentro
enorme sentimiento
de desespero,
se que estás
aquí y allá
pero te lleva el viento
sin remedio.
Se que te busco cada madrugada.
De nada sirve que me lo muestres si no lo veo en el silencio de mi almohada.
Y se que estás ahí amagado
en las profundidades del alma.
Se que estás delante de mi mirada,
y si no te veo, ¿como peleo?
porque este hormiguero en las entrañas demuestra tu eterna presencia.
Entonces por qué pregunto
por tu ausencia.