En un estanque,
muy cerca de tu casa,
cantan las ranas.
Tú las escuchas,
las buscas, sorprendida,
con tu mirada.
Y las divisas,
muy quietas en la orilla,
con su candor.
Aquí, en la plaza,
la lluvia moja el suelo
color plomizo.
Es como un riego
que el cielo nos regala
con su lamento.
En las farolas
se cuelgan, caprichosas,
unas gotitas.
Y mientras tanto,
el tiempo va pasando,
se acaba el día.
Quizás hoy pienses,
que un día de tu vida
ya queda atrás.
Es un instante,
el tiempo que vivimos.
Como un suspiro.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/06/19