Nadia ALMAZÁN - OFICIAL

Princesa, cabrona y puta.

Mi hermana mencionó que considera el divorcio como un fracaso.

Que le avergüenza ir por ahí diciendo que su matrimonio no funcionó.

Como tampoco funcionan sus relaciones, pero lo intenta.

Siempre se ha denominado princesa, evidentemente en espera de su príncipe.

 

Yo a diferencia de ella. Soy de las que en lugar de peinar la cabellera de rapunzel,

utilicé paliacates anarquistas y cortes punk. No usaba vestidos rosados;

portaba faldas pegadas o cortas y que por ende alguna vez llamaron \'puta\'.

 

\'Puta\' porque no supieron cuál era mi nombre.

\'Puta\' porque no conocen mi manera de amar.

\'Puta\' porque ellos quieren creer eso de mí.

\'Puta\' porque no miran con los ojos, sino con el falo.

 

Así que el miedo inspiró a muchos hombres a alejarse de esta princesa puta.

Porque no vistió de rosa, ni elegante. Y porque en lugar de ser presa, era cazadora.

Me denominaron controladora, intolerante y cabrona. Por ser organizada, sincera y directa.

Y ahí está la cosa. Nunca soportaron la idea de que fuera una puta cabrona princesa.

 

Porque soy líder y me llaman \'mandona\'.

Porque no toleran la idea de que sea inteligente y me dicen \'lambiscona\'.

Y tenemos que disculparnos por nuestra fortaleza siempre. Tememos decir la verdad.

Entonces ¿dónde queda el lado femenino? Enfrascado en la fragilidad, en el silencio y la obediencia. En vestir como todas y ser elegantemente pose.

 

Soy la puta que se paga sus calzones y se parte la madre en sus objetivos profesionales.

Soy la puta que decide cuando y con quién coger, y sino quiere, mojigata también acepto ser.

Soy la puta que no sigue modas, que no se quiere operar la nariz y no le gusta callar.

Soy la puta que hace temblar a muchos que me quieren controlar.

 

Pero está bien ser puta, y está bien ser cabrona.

Está bien soñar y empeñarse y romper los límites y acelerarnos.

Creer en nosotras mismas y dejar de celarnos.

Está bien ser puta y temeraria y humana e infernal.

 

Y llorar y caer. Mirar el cielo desde el suelo.

Está bien ser de esas putas que tienen esperanza.

Que aman con la tripa y se entregan con pasión. Amándose a sí misma. Amando al otro.

Está bien esperar... a quien no tema correr el riesgo de tolerar a una puta cabrona y princesa.

 

Mi hermana llora y piensa que ¿qué es lo que hace mal?

Y la miro y pienso... y la siento... y creo en su fortaleza por criar a sus hijos con empeño.

Y ser una persona talentosa, ser una fiera en su rama laboral y el orgullo de la familia.

La miro y pienso... que es todo lo que quiere y tiene todo lo que debe.

 

Mereces. Merecemos. Porque damos. Porque somos. 

Porque más que putas, somos cabronas.

Porque el amor lo valemos en voz alta y la cama la destendemos con placer.

Porque trabajamos con orgullo y no herimos, porque sabemos de heridas.

 

Querrán creer lo que quieran de esta princesa puta.

Que elige amar, y sí ama, es con medida.

Primero esta puta. Después esta puta...

Y quizá nosotros. Si gustas.

Pero siempre esta puta, princesa y cabona.

Que no espera nada de nadie,

pero sí espera todo de sí misma.