Que me juzguen los mortales por decir la verdad
por mostrar de cerca como es la garra de un león
y la raya del tigre,
que me juzguen por ser como el color de la nieve.
Que se abran los juicios que se consideren necesarios
por el hecho de brillar con luz propia,
que juzguen los mortales el caminar de los hombres,
que jueces y jurados inviertan su tiempo observando;
como la hormiga le da forma al mundo con solo cargar una hoja y la abeja, poliniza a una flor.
Que lo hagan desde su silla, por siempre pasivos
mientras el universo fluye y refluye
(también por siempre).