Te escribo, de nuevo sentada en este viejo escritorio,
lleno de hojas con palabras sin sentido, lápices y tus recuerdos.
Al mirar la ventana, aún teniendo la inmensa cuidad frente a mi,
los bares, las luces y personas, confieso que veo tu rostro.
¿La vida nos alejo o más bien nosotros nos alejamos?,
Es algo que aún no tiene respuesta, pero sé que aún me tienes.
Ha pasado un tiempo desde nuestra despedida, pero en este espacio has estado junto a mi,
no tu cuerpo, no tu vida, sino tú eterno recuerdo.