Salía de Roncesvalles
a recorrer el camino,
un apuesto peregrino
cruzando montes y valles.
Mochila en ristre a la espalda
con su bastón y la concha,
adornaba con guirnalda
un suéter de manga ancha.
Con aspecto descuidado
por los rigores del tiempo,
al camino va venciendo
con más de algún contratiempo.
En la ruta Jacobea
arte, cultura y senderos,
basílicas y catedrales,
hostales y posaderos.
En un alto en el camino
se detuvo en una ermita,
para pedirle a la Virgen
que la suerte le transmita.
Casi al final del camino
en una verde pradera,
una mujer de bandera
encontraba en su destino.
El sepulcro del Apóstol
les esperaba en Santiago,
era el final del camino
para ellos un halago.
J. Piñeiro