Cierro los ojos y puedo verte
bajo un frondoso ciprés
mientras mi alma se regocija
y en nuestras miradas llueven.
Pétalos de inmensa alegría
que a dos corazones abrieren
grandes caminos donde bullen
la paz y los grandes quereres.
Cierro los ojos y siento
el aroma que despide tu piel
y del medio de nuestros plexos
evoluciona la energía en que volvéis.
Dándole a nuestras almas solas
la alegría que tienen a merecer
y las ilusiones se abordan
en medio del sol de atardecer.
Cierro los ojos y veo
la verdad de nuestro amanecer
después de una noche sin luna
nuestro sino pinté.