Lucy Quaglia

CALA en London de Ontario

Después de tanta paciencia

de parte de los demás,

decidí que quiero hacer

algún poema a esa gente

que se anima a realizar

sueños que a veces se tienen

cuando pensás emigrar

hacia un país tan lejano

como es este Canadá,

que es tan distinto del tuyo,

sin saber si encontrarás

el trabajo necesario

que te vaya a alimentar

con comida que te guste,

la casa que abrigará

con comodidad pasable

contra el frío del invierno,

mientras tratás de aprender

las leyes a obedecer,

un idioma atravesado

difícil de pronunciar,

aceptando con intriga

las costumbres del lugar,

decidiendo con apuro

por tu familia, tus hijos,

lo que es mejor para ellos

y para vos además,

sin tener conocimiento

de lo que pueda pasar.

Dejaste con gran tristeza

tus compañeros de ayer,

que esperan volver a verte

si los vas a visitar

al país de tus abuelos

desde donde te viniste

después de mucho llorar.

Para empezar  mi jornada

les podría demostrar

cosas que se hacen en CALA

para ayudar de repente

latinos que llegan siempre

buscando seguridad,

y hacerlos independientes

integrando con amor

distintos pueblos hermanos 

que ahora viven acá

pero no tengo ni el tiempo

ni la gran habilidad

de expresarme con sentido

en tanta capacidad.