Después de tanta paciencia
de parte de los demás,
decidí que quiero hacer
algún poema a esa gente
que se anima a realizar
sueños que a veces se tienen
cuando pensás emigrar
hacia un país tan lejano
como es este Canadá,
que es tan distinto del tuyo,
sin saber si encontrarás
el trabajo necesario
que te vaya a alimentar
con comida que te guste,
la casa que abrigará
con comodidad pasable
contra el frío del invierno,
mientras tratás de aprender
las leyes a obedecer,
un idioma atravesado
difícil de pronunciar,
aceptando con intriga
las costumbres del lugar,
decidiendo con apuro
por tu familia, tus hijos,
lo que es mejor para ellos
y para vos además,
sin tener conocimiento
de lo que pueda pasar.
Dejaste con gran tristeza
tus compañeros de ayer,
que esperan volver a verte
si los vas a visitar
al país de tus abuelos
desde donde te viniste
después de mucho llorar.
Para empezar mi jornada
les podría demostrar
cosas que se hacen en CALA
para ayudar de repente
latinos que llegan siempre
buscando seguridad,
y hacerlos independientes
integrando con amor
distintos pueblos hermanos
que ahora viven acá
pero no tengo ni el tiempo
ni la gran habilidad
de expresarme con sentido
en tanta capacidad.