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**~Microcuentos XVII~**

  1. El Avión y Pedro




Había una vez un niño que se llamaba Pedro. Él quería volar como lo hacían los aviones y no era Ícaro. Entonces, construyó un avión de papel y lo echaba a volar, le encantó tanto que sí, pudo volar y sentir que volaba con la fuerza del viento que le rozaba en sus manitas al aventar el avión de papel por el aire. Pero, un día, amaneció sin su avión de papel, porque su mamá había limpiado su habitación y no quiso más regueros en ella y lo botó al zafacón. Del zafacón fue a parar a reciclaje, y no se imaginan qué, llegó a ser un papel de hoja reciclada en donde se hicieron muchos aviones de papel para el comercio. Y a Pedro le regalan uno, un avión de papel y fue verdaderamente feliz.

 

Moraleja: “La felicidad es hacer feliz a alguien”.

 

2) La Bruja y la Pira



Había una vez una bruja que solía salir por el vecindario y con la pira encendida siempre ella llevaba consigo. Un día fue al parque a relajarse un poco y se zambulló dentro del mar que estaba cerca del parque. Entonces, la pira dejó de encender y hacer los hechizos y embrujos de gran maldad que ella solía hacer y realizar y nunca más volvió a salir con la pira encendida.



Moraleja: “Que el mar se lleva lo malo y trae lo bueno”.

 

3) Principio y Final

Había un lugar llamado “el Caín”. Era un abismo frío y tenebroso. Cuando lo cruzan sólo llegan al final y de ahí no pasan más. Llega este joven y les dice a todos: -“tontos no ven que se caen aquí donde termina el camino, sólo háganlo principio otra vez, vuelvan atrás y empiecen de nuevo…”-, él lo hizo y fue principio y final de un todo.

 

Moraleja: “Todo tiene principio y final”.




4) Y que Gemelo de Él



Había una vez una ciudad llena de pares de gemelos. Habían 12 pares de gemelos en un mismo barrio. Un par de gemelos que se llamaban Juan y José, que se dedicaban a la caza de animales exóticos. Uno por error, en una cacería de animales, y alguien le proporciona el disparo a José y sin saber que él mismo cometió el error. Lloró sin consuelo al morir su hermano. Cuando llega la gente que lo acompañaba le dicen -“por qué mataste a tu hermano Juan”-. Y él les dice -“si yo no fui”... Él amaba a la novia de José, y se casa con ella y son muy felices y todo porque Juan era José.  Y que gemelo de él…

 

Moraleja: “Todo igual parece igual, pero no lo es si se mira muy bien”.




5) Cinco Cartas



Está Juana despidiéndose de María. Se vá al mediterráneo. Y le envía cinco cartas de despedida, cuando entre el viento y el mar de la embarcación pierde una carta y era la más importante. Pero, como quiera llega la carta. Por fin llegó la carta y le dice en ella, -“amiga me fui del país, y todo porque comencé a enamorarme de tu novio y no quise hacerte daño”-, la amiga le responde -“no te hubieras ido yo también me enamoré de tu novio y aquí está conmigo y no te he dije nada”-.  



Moraleja: “El que lo pierde, lo pierde, no se recupera jamás”.



6) La Lluvia y el Sol




La lluvia y el sol salieron un día de paseo. Pues, pudo más la lluvia que el sol que es tan fuerte. Y la lluvia le dice al sol, -“ves qué grande eres y eres un tonto, dejaste que yo saliera a llover”-, y el sol le responde, -“ves que diminuta eres y así ni me mojas, mis rayos te secan y secan todo el reguero que dejas, soy bueno…”-, y la lluvia le dice, -“ves que grande soy, soy como el tormento y la tempestad y como el relámpago que hago por dolor…”-, y el sol le dice, -“no, nena, eres tan pequeña como unos de millones de rayos que poseo, con mi sol secaré todo”-, el sol secó todo y la ciudad volvió a tener el sol y la lluvia también, pero más pudo el amor que el rencor un día.



Moraleja: “No todo se puede sentir de la vil manera”.