La cara es un mapa, marcada de angustias
esa boca habla de penas y dolor
lo suyo es cual libro, de hojas ya mustias
y sus lágrimas riegan...a una triste flor.
En su cuarto frío, de soltera humilde
infinitos deseos que supo llorar
la pasión ausente, no asomó en su rostro
un mudo testigo...el cristo en su altar.
Pasó tantos años esperando un milagro
a base de ruegos, cansada de soñar
las noches tan largas y el ingrato tiempo
enferma su almita...se quiere escapar.
La piel arrugada y sin brillo en los ojos
nos cuentan una historia, que no fue de a dos
sola en la camita de la pieza oscura
nos dice que ella...se muere de amor.
Las nubes arriba, en el firmamento
con letra indeleble irán a escribir
una novela triste, con olor a vida
tal vez entre ángeles...deje de sufrir.
Se dibuja una estela, que vuela hasta el cielo
los duendes se apartan y la miran pasar
ellos son concientes, que el tiempo se ha ido
le llegó la hora...de la gran verdad.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)