Pasan despacio
las nubes por el cielo
con su silencio.
Pasan y dejan
nostalgias y tristezas
con alegrías.
Y las miramos,
seguimos su camino
y hasta soñamos.
Por una esquina
el sol, muy perezoso,
también se asoma.
Y se despide;
sus rayos ya se duermen,
viene la noche.
Entre sus brazos,
oscuros y silentes,
se dormirá.
Abajo, un niño,
suspira dulcemente
desde su casa.
Piensa en leyendas,
en mundos diferentes,
que le han contado.
Es un poeta,
lo dicen sus latidos,
enamorado.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/06/19