Cuando las ampollas
dejan de ser molestia
y se convierten en algo bello
en aquellas manos
que luchan por algo mejor
Y el cielo azul
adornado cual encaje blanco
por sus nubes
que corren libremente.
Y tú, la mujer que amo,
no estás presente,
pero yo si estoy contigo,
dondequiera que te encuentres.
Porque es en mi corazón
donde reina el amor,
y con la ilusión de mis manos,
construyo un castillo,
repleto de flores,
a su alrededor.
Y llega la lluvia,
que refresca la estancia,
y la brisa me trae,
de nuevo tu fragancia.
Seguiré trabajando
y a la vez esperando por ti,
de paso haciendo poesía,
esperando el día,
que regreses a mí.
© Saulo Garcia Cabrera
https://www.amazon.com/author/saulogarciacabrera