Digna son las obras de las manos, usadas en honestidad.
Honrados son los pensamientos, que no se apresuran en hacer juicio ajeno.
Elocuente es la lengua respetuosa.
Sensatos son los oídos vagos, en oír lo que no les incumbí.
Sabios son los ojos que observan y usan balanza de equilibrio, como lentes de graduación.
Confiable son los pies, que andan en caminos de bien.
Afortunado es el corazón sensible, enseñable y humilde, de gran capacidad en amar, aunque no sea amado.
Eres tan perfecto, que me haces echar de menos a la imperfección.
Eres demasiado bueno para mi.