¡Luna! Trozo de ninfa vigilante
que vas desde el crepúsculo amarillo
hasta el alborear de tu menguante,
y lloras lánguida de tanto brillo.
¡Luna! ¿por qué me miras así, triste,
estás cansada de mirar mis llantos?
Y como de ébano tu pena viste
te vas menguando en los amarantos.
¡Grandiosa luna! Lágrima del cielo
cansado, como fría y triste gota
te vas quedando muda en mi desvelo,
en la triste aureola siempre rota.
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David John Morales Arriola