Aquella vaga Sombra que temes,
se vuelve mía…
Aquel sol del Invierno
recuerda entre hojas muertas
el clamor del día...
Variaciones del añil crepúsculo
sediento de lágrimas del Cielo
Que alguien grite y dibuje
en sones y extrañas cadencias,
en mis oídos somnolientos
y en los telones cerrados de mis ojos
por el Sueño que no llega…
los cristales opacos
de la Soledad
indemne
de la noche,
el perfil difuso
y el desierto absurdo
de incógnitas negadas
de respuestas...
mientras,
un rayo de espejos
en crisálida
que late en compases
agudos,
despierte
en mi Ser acurrucado,
la Inmortalidad
y el azar inasible
de mis días...
Patricia Aznar Laffont