Llegaste a mi vida en el momento justo en que perdía mi fé;
Agitando mis temores como hojas cayendo del árbol de las dudas,
Tallé en diamante y aguamarina tú rostro de ángel -vigía.
Tan brillante y tan perfecto como el sol iluminando las margaritas.
Y te esperaba en un sueño en la soledad de mis días;
Sin poder apagar el deseo incontrolable de estrechar tú conciencia,
El inexpugnable abrazo para cuidarte de las penas que acechan elmundo...
Bienvenida tu existencia!
Apareciste cuando las sombras del engaño cubrían mi confianza;
Y con tu mirada llena de benevolencia, encendiste mi extinguido corazón,
El milagro de estar juntos para mostrarte la estrella que cuidé en tu ausencia.
Soplé sobre el cielo para alejar esas nubes que ocultaron la luna nueva;
El refugio a donde huimos cuando escuchamos el “llamado de Ezequiel”.
Protegidos por la luz de tu alma limpia de culpas y de dudas;
La felicidad de sentirte libre como el viento que sopla suave en mí ventana…
Bienvenida tu esperanza!
Bienvenido hijo mío.