Asedio los signos de la estrella
y me asomo a los vastos murmullos
de la caricia del alba en penumbra.
Ciegamente llego al mar y veo encallar el silencio
en la arena suelta del consuelo.
Blando ruido de vegetales, oleaje de minerales
y afuera mis palabras
diseñando los torsos y las pesadumbres con sus cánticos.
Jugoso misterio submarino,
dentro de mí
circula una historia de la ola con su moneda de ternura.