El día era frío, se acercaba el otoño, recorría mi mirada por el cerro que decora el amanecer a lo lejos, el aire estaba limpio el cielo despejado y solo una capa grisácea nos cubría, parecía que el canto de los pájaros me hacía una llamada, querían que me uniera en su melódica sinfonía, de inmediato cerré los ojos y me acerqué a la ventana, se oía un silbido en las calles y era el viento anunciando su llegada, las hojas se caían, mi mirada se alzaba, traté de respirar profundamente para relajar mi ser, alcé ambos brazos y elevé mi voz, lo que ocurrió después fue una mezcla de diversas sensaciones y pensamientos que no tendría caso intentar describirlas y que dejo a la imaginación de cada quien.
A lo lejos oía una voz, por un momento pensé en seguirla pero no lograba distinguir de dónde provenía, un segundo más tarde abrí los ojos y ahí estaba, un felino de pelaje blanco y una mancha gris que se bifurca a lo largo de su pierna y termina en el centro de su largo cuerpo. Sus ojos verde pastel formaban una relieve circular alrededor de la pupila, entré en una especie de trance cuando escuché a su pequeña boca articular palabras, solo repetía mi nombre, y me clavaba su mirada, entonces maulló ; \"no podrás escapar\". Me di cuenta de la trampa que me había puesto; los cantos, el paisaje colorido, el aire fresco, ¡Todo era una ilusión! Con un esfuerzo descomunal vociferé; \"Si podré, ya lo he hecho antes.\" Me encontraba al borde de la ventana, bajé la mirada e intenté adivinar la profundidad del abismo, cerré los ojos y tomé una ultima bocanada de aire y sin pensarlo dos veces me aventure a descubrir el camino al vacío, un momento antes de conocer el fondo sentí una presión en el pecho y entonces abrí los ojos.
Me levante de la cama y con los latidos del corazón en la boca me dirigí al baño para lavarme la cara, vaya pesadilla, pensé. Regresé a mi habitación y tomé una hoja de mi libreta, saqué el bolígrafo de mi cajón, me senté en el sofá y comencé a escribir; \"El día era frío, se acercaba el otoño...\"
Francisco C.