Cuando juntos los dos nos hallamos
bajo el umbral de tu mirada
y nuestras manos entrelazamos
en íntima unión inmaculada,
pálidos destellos de la luna
reflejan en tu verde pupila
átomos de las ondas que una
a una en medio de la mar oscila.
En ese momento inefable,
por un beso tuyo yo diera
todo aquello que hay más estimable
bajo el manto de esta inmensa esfera.
Pero tú de mí te apartas, ¡oh cruel!,
con tu mirada vuelta al océano,
inyectando en mi alma gotas de hiel
cual agrio y mortífero veneno.
Canciones de amor