Dulce bien que me has prendado
con tu canto de sol alborozado
sacándome una sonrisa que se iza
ante cualquier sombra que se enraíza.
En éste corazón tibio y alborotado
que por ti ha muerto y resucitado
y que en tus campos de flores atiza
esa llama de esperanza que se desliza.
Sobre mis montañas y tus mares
sobre mi cielo y tus vientos que erotizan
dos cuerpos libres como juglares.
A los que el amor y la pasión hechizan
para darle al alma, verdes y azules ajuares
y así, éste gran amor se sincroniza.