Gracias tantas te doy, por tanto amarme,
Inundando mi vera con tu aroma;
Tus dulzuras de cándida paloma
Albos trinos parecen obsequiarme.
No podrían jamás arrebatarme,
Angel mío, tu luz tan policroma,
Porque siempre serás mi bello axioma
Reflectando tu forma de adorame.
Esas auras que llevas en tu encanto;
Como un sol iluminan mi camino
Invadiendo de paz mi aciaga vida.
Otorgándome amor tan sacrosanto;
Son tus ojos remanso cristalino
Arrullando mi dicha sin medida.
Autor: Aníbal Rodríguez