Esa, la que siempre aparecía,
nosotros decíamos: \"Qué bello sería
entrar en ella.
Estar dentro suyo para que SIENTA
nuestra presencia en su seno.
No solo que desde allá
en los cielos, nos alumbrara\".
Pero lo que fuere de ella,
con amor lo aceptábamos.
Era nuestro amor el primero.
El de ti. El de mí.
A ella la contemplábamos
desde cualquier lugar.
Sobre todo, cuando estábamos
en el balcón de tu casa.
Contemplando la belleza de ella.
Horas y más horas juntos,
abrazados los dos,
ante la felicidad de su belleza,
y el latir de nuestros corazones,
colmados de amor...
COMANDANTE DEL ESCENARIO
12/07/2019