Mira a lo lejos,
distingue como marcha
la primavera.
Se va coqueta,
segura de su encanto
que va con ella.
Y atrás nos deja,
un tiempo y el verano,
para vivir.
Ella prepara
los cuerpos y las almas
para ese paso.
Y es que el verano,
invita a dejar libres
las sensaciones.
Y aquí es el hombre,
quien rompe los esquemas
y la templanza.
Porque los niños,
contemplan el verano
de otra manera.
Es vacaciones,
jornadas infantiles
para jugar.
Días y noches
de sueños y leyendas
para vivirlos.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/06/19