AL ORIGEN Y A LA TIERRA
No piensa el joven,
que es viejo.
No piensa el necio,
que es tonto.
Piensa el joven,
que es eterno.
Ni siquiera el sabio cree,
que de su saber es ciego.
Joven y viejo caminan,
abrazados sin quererlo.
Nace la flor ignorante,
de la belleza que encierra.
Vive creyendo el humano,
que es el dueño de la tierra.
El Sol ajeno a su luz,
ilumina sin vergüenza.
Y la mar la barca azota,
sin saber su fortaleza.
No sabe de su atracción,
la delicada belleza.
Voces nacidas del sueño,
de los ancestrales miedos.
Emoción que se desborda,
sin tener conocimiento.
Vida que nace y caduca,
sin permiso y sin consuelo.
El amor es el espíritu,
nacido del sentimiento.
Y así, naciendo y muriendo,
nos vigila el firmamento.
Amores de quita y pon,
como ráfagas de viento.
Dolor que viene y que va,
aviso del tiempo eterno.
Breve suspiro que flota,
como queriendo ser viento.
Vejez que asoma con miedo,
sin tener a penas tiempo.
Una gota que rebota,
en el líquido elemento.
Canta el ruiseñor sin ser,
conocedor de su encanto.
Y el perfume abre caminos,
sin saber de sus efectos.
Viaja de la boca el beso,
abrazado a su deseo,
más no sabe del placer,
que producen otros besos.
Así, se ama sin ver,
por ser puro sentimiento.
La piel sin querer se afina,
y va perdiendo su apresto.
Empapada de saber,
rezuma conocimiento.
Siendo su razón de ser,
que se diluya en el tiempo.
Pletórica juventud,
de carne y huesos de acero.
Su vibrante plenitud,
afronta sin duda el reto,
sin saber su finitud.
Viento que amaina y sucumbe.
Huracán que al tiempo reta,
para terminar en calma.
Como henchido de pasión,
el amor nace y fenece.
Un atisbo de ilusión,
entre los huecos del alma.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
12/07/2019