Eres sospechosa
de robarte mis sueños,
de suicidar mi oscuridad,
de secuestrar mis angustias,
de matar mis dudas,
de tomarte a la fuerza,
los versos que te escribo.
Eres sospechosa de poner en zozobra
mis ganas de morir,
sospechosa de soborno
a los demonios que me invaden,
y a los que mandaste a dormir.
Eres sospechosa de amedrentar
a los temores del amor,
sospechosa de quitarme
los malos decretos,
y sospechosa de violar mi desorden,
de infringir mis leyes
e implantarme las tuyas.
Eres sospechosa del tráfico de poemas,
de vulnerar mis pensamientos,
y no dejarme tan quieto.
Eres sospechosa de una conquista no anunciada.
Eres sospechosa de hurto agravado,
pues te he cogido con las manos en mi alma;
sospechosa de homicidio
pues te he cogido ahogando mis sombras.
Eres sospechosa de migración ilegal,
has venido de tan lejos
sin importar fronteras ni aduana,
a revivirme de la vida
en la que sabía que moría.
Eres sospechosa de ser la culpable.
Te declaro culpable de quitarme
mi tranquilidad, el desorden, mi silencio,
las nulas ganas de no quererte;
eres culpable de que te quiera,
como te ando queriendo.
Libro: Poemario
Edisson A. Cajilima Márquez