Tu boca tiene la melodía de una puesta de sol desmayada en un pensamiento que describe una figura tan rauda y vaga como lo es una sonrisa lluviosa. ¿Qué hay detrás de tus aspavientos que se dibujan en el sonido de tus ojos? ¿qué hay detrás de tus movimientos soñados que acarician tus contornos? Me gusta besar los defectos y las distorsiones que el tiempo imprimió en el calor de tu carne; el mar de noche decoloró la imagen de tu voz, y armonizó los recuerdos que se caían bajo mi piel. A veces, eres la imagen de lo que puedo mirar en la música entresoñada, como al oliscar tu cuerpo con mi piel, asir tus senos cubiertos de viento y de acordes agudos; ¿cuántos tonos intactos de lo que puedo mirar, se desprendían de tus manos? Cuando intentaba esbozarte en cada guijarro, en cada débil aroma anochecido; en cada beso dejo algo de mí, como en cada respiro que abraza algo de ti, te hice el amor en cada página, en cada línea que aún no se escribe, y que seguro volverá en forma de canción. Las memorias a veces se ajan como la lluvia, cuando los sueños se vacían en los momentos endebles; así te extraño...al tocarse una treintena de sueños entre un puñado de estrellas, adjunté todos los trinos que emiten mis pensamientos, al crear un rehílo secreto, como el de un conticinio al desmoronarse en la fragilidad de una hoja; así te pienso...aprender a olvidar los rescoldos de un ocaso hundiéndose en tu sonrisa, fue lo más difícil, ¡nunca pude olvidarte! Y las ondas de cada verso, escuchándose en cada tejido, cuando la noche te hace una rima breve...tan breve como lo que todo en ti se vuelve eternidad.