Dime la verdad
que sola del
párpado sale.
Cuéntame qué soy
Dime tú, que me ves,
qué soy, qué parezco.
Dime tú, que me miras
con otros ojos lo que
mis ojos no miran.
Dime tú, corazón mío,
lo que siendo no es
sido por negado, por
increído, por apartado.
Lamento la cuenca que
de estos luceros cueva
es, que de cóncava a
convexa fueran para por
dentro divisar lo oscuro
que de mi ignorar ves.
Ojos que traidores hallan
príncipes donde villanos,
eximios letrados donde
humildes lebreles, lirios
de la Alhambra donde
marchitos caireles...
Ojos que me engañan
las mientes, ojos que
a la lengua lanza por deriva
sin cuartel que gobierne
sus andanzas.
Cuéntame que soy, quién
me llena las entrañas, que
diablillo cojea mis alabanzas.
De la patraña salir quiero,
de fúlgido adolescente
a pútrido efebo, y, andando
el tiempo a verde anciano
desemboco, simulando
mancebo, de esto quiero...
Párame en el camino, mírame
a estos indignos tuyos ojos, pero
cuéntame, si haces el favor, en
qué consisto, porque la
insapiencia me sume en
desasosiego, fiat lux.
Que tu amor me alumbre
la caverna de aguas
quietas que me abarrota.
Que se haga tu luz en mi
sentina, señala mi derrota,
mi barco, tu barco, tiempo
de su zarpar se aproxima.