Fuiste la aventura de una noche de copas, una canción lejana, una copla perdida
Estabas agazapada en un recuerdo añejo y saltaste aquella noche como pájaro negro,
Mis versos no se percataron que te posaste en unos puntos suspensivos,
Y luego encabezaste el nuevo estribillo.
Fuiste apareciendo cada noche, en las notas de mi guitarra, en la canción olvidada,
Te fuiste de paseo por mi cuaderno azul, donde escribo versos y arrogancias,
Poniendo luces oscuras a mis poemas, para luego encender nostalgias y dolores añejos
Como una espinita en el corazón, que lastima a cada latido al pisar nuevos suspiros.
No sé cuánto tiempo viviste en mis versos, vestida de dolor, de sueños, de nostalgias
Nunca pude advertir tu paso por el cansancio de mi pluma, ni en la notas perdidas de mi canción
Quizá aquella noche bohemia; saltase de un aplauso, de un suspiro o un beso al aire,
Quizá, quizá; quizá fueron muchas cosas y ahora eres solo una.
Pasaste de ser aventura, a un pasaje de mi vida que salta en esta nueva canción,
Eres la risa temprana que despide la noche e inaugura el día, con olor a las flores de mi jardín.
Esa brisa fresca que entra por mi ventana y me anuncia que el mundo sigue girando
Y que el poema es amor, si se escribe en la piel morena de tus deseos.
A veces la noche nos esconde sorpresas, las pone debajo de una copla, detrás de una letra
Nosotros por costumbre siempre escogemos la primera letra como daga,
Nos desangramos en una canción y en cada nota enterramos más hondo el dolor,
Para sangrar, llorar, sufrir ese dolor inventado o creado que llevamos a un costado.
¿Y bien, ahora que ya eres verso?, ¿Qué harás?... ¿salir al papel, brincar a mi guitarra, Recibir un aplauso, sentir satisfacción por ser leído por los labios de ella?
¿Qué harás?... ¿marcharte al recuerdo como todas?, ¿herirte en alguna noche?
¿Querrás ser verso, poema?…pues bien ya lo eres.
Debajo de la repisa, están mis libros, ve y busca un lugar de reposo en sus páginas,
Si algún poema te satisface, puedes vivir en sus entre líneas,
Puedes también habitar en la parte oscura de mis tristes versos,
Pero no quieras tomar como habitación el nuevo poemario de mi otoño.
Te doy permiso que anides en el brillo de mis canas por una noche,
En mi voz, en mi aliento a vino tinto, en la palabra que no digo cuando sufro de nostalgia
Puedes quedarte en mi garganta cuando la nostalgia la cierra y aflora una lágrima.
Fuiste la aventura de una noche de copas, una canción lejana, una copla perdida
Ahora ya vives impunemente en cada letra que escribo y te paseas por el boulevard de mis poemas.
Te has hecho tan omnipresente en todo lo que escribo, que ya pasaste de signo de interrogación
A una cita de admiración, tan necesaria de día y noche y en alguna madrugadas.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO