Tú no peques por despojo, que los átomos no te pertenecen. Que son furia instantánea que se deshielan y desaparecen, no te sientas inherente al palpito porque ese corazón tampoco te pertenece. Vuelas en círculo como los osífragos, simplemente alada carroñera... dibujas el círculo en el mar desierto de los insolentes, no sueñes en tu rebeldía con dañar lo que no tienes, tus arañazos desaparecen en el viento invisible que ni siente ni padece.