Retrocediendo unos años
he llegado a los setenta,
no existían discotecas
se improvisaban las fiestas.
En un recinto cerrado
se organizaba el guateque,
un componente del grupo
era el pincha, quizá el peque.
En la mesa el tocadiscos
con canciones de agarrado,
las luces de color rojo
y un baladista italiano.
En otra mesa y al lado
tenías la merendola,
fumabas el cigarrito
y tomabas coca cola.
Copa en mano y cigarrito
como poniéndote gallo,
oteabas a la chica
para no incurrir en fallo.
Si después de unos pasitos
a la chica le gustabas,
tras darle algunos besitos
contra el pecho la apretabas.
Sin la coca y las pastillas
también éramos felices,
eran sanas las pandillas
se evitaban los deslices.
J. Piñeiro