Mujer, de la naturaleza el ser más precioso,
para el padre, su niña, su todo, sus ojos...
Floreces en tu primavera,
despiertas la sensualidad dormida
Incluso en la senectud más aterida.
El futuro vemos en ti, reflejado en tus pupilas
seguro contra el dolor, garantía de la vida
te busco en la multitud
yo quiero formar familia.
Que terrible violación
de tu naturaleza profunda
cuando engendrada vida matas
por hedonismo, mal consejo,
errada convicción, miedo, desprecio.
Oh joven, te sientes inmortal,
la muerte está muy lejana,
no ves la disolución final.
Tu niña, niño, será tu norte
para vivir plenitud,
recibiendo tus consejos y enseñanzas
formándolo a tu imagen y semejanza
esperanza y futuro en senectud...
Ella, él, da sentido a tu destino
y es el máximo disfrute
en tu vida, en tu tiempo, en tu camino...
Tu niño, niña, es tu inmortalidad real.
No te dejes engañar,
sirenas hedonistas, te llevan a la perdición
el asesinato de un niño,
es la máxima contradicción.
En senectud lo entenderás,
ella, él y nada ni nadie más, quedará de tu camino,
ella, él, es el futuro tu destino.
Mirar, gustar, escuchar,
oler, tocar,
dar placer a tu cuerpo a tus sentidos,
acumular objetos, poder, dinero, viajar,
buscar la fama,
sentir, crear, trabajar,
es todo maravilloso.
Entender ello como único objeto vital,
todo ajeno al dar,
es erróneo, desviado, pernicioso.
Créeme, estás hecha para dar vida y si matas,
te mueres de verdad.
Si no quieres a tu hijo entrégalo a la sociedad,
tus hermanos sabrán qué hacer para que tenga oportunidad.
Cuando comprendas cabalmente tu futuro inescrutable,
cuando se acerque el final inexorable,
comprenderás, que de ti solo ella, él quedará
y créeme, te aseguro, la buscarás.
(tal vez te cierre los ojos
y te ayude a dar el paso
al más allá...)
Dante Lucrecio