Ni era, ni lo fue y nunca lo seria,
no era de estas viñas
pero de su espalda destilaban los jugos de la vida
No era, ni lo fue y nunca lo sería
el arrogante amante que le toca a cada
mujer en ese trágico “algún” día en su vida.
No era hecho de miel, más su boca
es la colmena donde mi deseo habita.
No era un semental cabalgando por playas divinas
pero cabalgando fue adoctrinado mis energías.
No era Apolo, ni un dios labrado en mármol fino,
era solo un hombre con un pecho divino,
germinando desde allí un jardín robusto lleno de alegría.
Dentro de su pecho acobijaba los universos de la vida,
era fuego, caos, los cosmos, mis aguas y la naturaleza misma.
En cada rincón de su existencia había una sonrisa que insistía en albedrío,
con cada flor que de su pecho crecía, regaba paz y me anchaba los días.
No pertenece a la realeza, pero es su alma - sinónimo de nobleza,
al hablarme al oído, de emoción mi alma le aplaude y se eleva.
Las venas que atreves de sus manos revientan
van alimentan mi adolorido cuerpo que al sumirse al de él
como magia se destejen mis nudos.
No era, ni lo fue y nunca lo sería
un hombre hecho a medias con el alma vacía.
que magnifico diseño hecho en carne pura,
que hombre tan hermoso con esos ojos de luna
que boca más seductora y que vigor de sus poros germina
con su templado rostro mi alma poquito a poquito desnuda.
No era, ni lo fue y nunca lo seria,
pero es, lo fue y siempre será…el hombre de mis días.
LeydisProse
7/16/2019
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