El negro manto de la noche oscura
apaga en tus ojos el glauco fulgor,
postrado ante ti veo el resplandor
de tu inefable beldad y hermosura.
Su destello esmeralda en mí procura
la ardiente llama de mi vivo amor,
quisiera besar tus labios con dulzor
y estrecharte en mis brazos con ternura.
Si algún día tus verdes ojos odiaras
y de su tonalidad te arrepintieras,
sepas que aquel que tanto te quiso
jamás a esos luceros puso taras
y por ellos sufrir nunca debieras,
pues son verdes gemas del paraíso.
Canciones de amor.