Los regalos agradables
causan mucha felicidad,
en especial
cuando una mujer queda encinta
como Sara
habiendo perdido toda esperanza
y en edad avanzada.
No hay milagro imposible para Dios,
cuando aflora su amor.
Dios facultó a Sara
con las condiciones ideales
en su vejez
para que tuviera un hijo saludable
y fuerte,
para cumplir un propósito divino,
un bello regalo,
porque Él lo prometió
y así lo cumplió en el tiempo que Él señaló.
Cuántas veces nos sentimos confundidos,
tristes y dolidos,
imaginando un futuro malo que se avecina,
un dolor que aunque imaginario
se siente
que aparece de repente en la mente.
El futuro se le deja a Dios.
El presente nos pertenece
y debemos vivirlo sencilla y espiritualmente.
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Autor: Millón Durango
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