Me fascina tu ser,
lo sabes,
pero a escoger me quedaría
siempre con tu estar,
es mucho más confortable
para mis ojos,
para mis manos,
para nuestros abrazos,
para el ¿Qué tal te fue?,
para el quédate otro poco,
para seguir acostumbrando
mis manos a tu espalda,
mi boca a tu mordida,
mi emoción cardíaca
a tus jadeantes espasmos,
para imaginar,
que no existe nada
más que tu bien llegado ser
rimando con el mio,
y que tu estar es largo,
tanto como tal vez un siglo,
o quizas un poco menos,
noventa y nueve años.
Eduardo A Bello Martínez
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