alupego (Ángel L. Pérez)

LA VIDA PLEGÓ SUS ALAS

LA VIDA PLEGÓ SUS ALAS

Se fue quedando sin aire,
se fue asfixiando sin viento.
Se quedó sin alimento.
Y quedándose al socaire,
de los vaivenes del tiempo,
deambuló como una sombra,
desvaída y sin consuelo.
Se esfumó entre los vapores,
sin destino y sin aliento.

El día plegó sus alas,
cubiertas de terciopelo,
y fue entrando la penumbra,
entre guedejas de sueño.
La voz retiró sus notas,
hecha de finos aceros,
Las cortinas del sentido,
se cerraron como flecos,
para tapar la conciencia,
que se inquietaba por dentro.

Mientras, la llama titila,
por el vaivén del recuerdo.
Y se acolchan la heridas,
replegándose con miedo.
Las brasas se quedan mudas,
y se aquietan los cerebros.
Mientras reposa el rescoldo,
de los cálidos alientos.
El tiempo amaina la prisa,
que se acurruca en el centro,
donde el tiempo se diluye,
como volutas de viento.
La vida se torna flácida,
y se endurecen los besos.

Camino entre las corrientes,
de sutiles devaneos,
de pretendidas audacias,
afán de recios viajeros.
Como pasos de gigante,
se va consumiendo el tiempo,
entre efluvios de esperanza,
envuelta en sedosos velos.
La aurora así se repliega,
sobre el alba de los sueños.

Se fue marchado sin verla,
con los ojos retraídos,
en sus profundos secretos.
Lágrimas cono rimeros,
surcando el mapa del tiempo.
Y mudándose los gestos,
sobre el rostro de los besos,
quedó la noche sin Luna,
y la mirada sin cielo.
Asomándose a la sima,
se fue ocultando el deseo.
El gris tapó la sonrisa,
que se formaba por dentro.

El amor se fue extendiendo,
como arrebata el deseo.
Insuflando libertades,
entre sentimientos presos.
Desnuda quedó la noche,
para demostrar lo auténtico.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
17/07/2019