Escribe, escribe,
vas a vender más
que El Código da Vinci.
Dicen tantas cosas.
Demasiadas,
hasta que comience
tiendo a cosas malsanas:
dos huevos pasados
por agua,
El aleph.
Los monstruos escriben
el legado de memoria.
Los monstruos son escritores
y/o maridos falsos.
Guante de seda,
mano de hierro:
nunca nadie me vio
comer con las manos
una niña no levanta voz,
y algunos no perdonan
que quisiera.
del libro La costurera de Malasaña,
Editions Hoy no he visto el Paraíso, 2012