La casada infiel
(Parte 2)
De que la llevara al rio
han pasado cuatro lustros
y aún se baten los lirios.
Cuando creí comportarme
cual grande calé genuino
no quise pelar la pava
pues gozaba de marido
solo monté aquella jaca
sin riendas y sin estribos
tomé lo que se me daba
y recorrí aquel camino.
Resuenan en mi cabeza
del refajo, los sonidos
las palabras una a una
que la casada me dijo
cuando su vestido todo
quedo manchado de limo
plena de semilla de hombre
y yo, ahogando mil suspiros.
Cada noche de Santiago
cuando se prenden los grillos
por gracia mis derroteros
tienen un mismo destino
aquel donde hiciera mía
a la mujer con marido
a la ilusoria mozuela
que me cautivo de altiro
El cauce ya ha sepultado
sus líneas en el mantillo
más mi mente las repara
tumbada cerca del río
Aquella voz solazada
me sonaba a canto fino
cuando sus manos anclaba
vehemente en mi torso frío.
El viento golpea fuerte
los juncos y los espinos
doblan pero no se quiebran
y yo envidio tanto empino
Pues no así mi corazón
fraguado con tanto brío
ahí donde halló la gloría
quebrado llora de hastío.
Ya tiernas las zarzamoras
aumentan más mi delirio
el carmesí de sus bayas
quebrantan a mi albedrío
Porque el recuerdo me asalta
de sus labios tan queridos
los que libe cabalgando
con la luna por testigo.
Mis lágrimas caen ligeras
en el borde del camino
otras buscando consuelo
vuelan fundiéndose al rio
Escrito en honor al Maestro: Federico García Lorca; con todo el respeto y admiración hacia sus letras
Sinceramente; El hoy Sacrílego, profano e irreverente
Jesús Matus.