He vuelto con una máscara tapando mi cara...
Muñecas de vudú encima de la cama...
Efímera mujer sin sombra...
Con un corazón de madera...
Y lágrimas volando por la alcoba...
He vuelto más fría que la última canción de despedida...
Quemando plásticos en las afuera de la ciudad mística...
Dejando sin aliento a las parábolas del invierno...
Y aquí, he vuelto controlando el movimiento con las manos sucias después de un homicidio “perfecto”.
Con la panza llena después de un día mojado entre café y café me he comido un millón de galletas de helado...
Soy efímera; de sentimientos rotos, con el corazón en la boca, y máscaras de gas bajo la cama. con una muñeca de vudú que controla el alma...