Un viento frágil se nos vuelve noche en una hora
tan tomados de la mano ...
tan llovidos de besos ...
y la noche propaga por tu pelvis
feromona sensual que nos devora
poco a poco el orgasmo interrumpido
ya después, más intenso se prolonga;
se transforma en la némesis más dulce
que arremete insaciable aquí en mi boca.
... Y se nos vá la noche
despeinando el efluvio
que otro nuevo diluvio le provoca
cuando alacia la espalda
y amanece en la sábaba otra rosa.