Qué triste sería, con la regla subiendo por la cabeza
y la tristeza bajando por el útero
no leer las palabras de un amor encerrado
no leer los versos dedicados quizás por primera
no leer las estrofas de súplica y confesión
no ver a tu amor en ellas.
Vagaría en los lamentos cliché noche y día
¿es que acaso tiene otra?
¿es que acaso ya no me ama?
¿por qué no me escribe poemas?
¿es que acaso seré olvidada?
Lloraría mis penas no justificables
en las palabras no escritas buscaría la razón
hasta encontrar un canto que hable de mí
que me haga sentir calor en el algodón húmedo de mi braga
que me haga sentir frío en la delicada tela de mi sostén.
Luego, con la cara seria, colorada del carmesí erótico
gritaría a mi amado con golpes en su pecho
¿escribirías un poema para mí?
¿acariciarías lo que no puedes a través de tus palabras?
No vale la pena un novio que no le escriba
o una novia que no lo lea.