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Génesis 22:11 “¡Padre mío!”. El a su vez le dijo: “¡Aquí estoy, hijo mío!”

La relación con Dios hay que forjarla,

hay que alimentarla

de conversaciones constantes

e imágenes mentales,

de diálogos amables

y alegres

como los de un padre y un hijo

que se aman y estrechan sus vínculos.

 

La oración,

provisión amorosa,

se debe hacer

de manera decorosa

para generar el vínculo unificador

entre mi Dios-mi Padre y yo;

de ello me ocupo,

mas no me preocupo.

Mi conexión diaria

con mi ser superior,

me levanta

cuando de ánimos me siento inferior.

 

¡Padre mío!

Tú eres mi consuelo e

n cualquier momento de aflicción,

cuando a veces

se llena de llanto mi corazón,

me consuelas

y mi ánimo hacia Ti vuela

y me hace sentir mejor,

más lleno de amor y pleno de Tu calor.

 

\'¡Hijo mío!\'

Que expresión tan hermosa hacia mí.

Esa Tu forma tan maravillosa

de llamarme

hace que sienta

que soy el más feliz

de todos y vivo alegre de amarme.  

 

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        Autor: Millón Durango

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