Mi maestra me ha pedido:
-trae una maceta con su flor-
voy a ese jardín florido,
a escoger la mejor.
En la escuela he aprendido
que se debe cultivar con amor,
la lección hoy he cumplido
mi macetita es un primor.
En su sitio no me olvido,
el agua es su alimento de rigor,
pero mis palabras son el incentivo
que provoca su rubor
y me ha dado el colorido
de la más bella flor.
Mirna L. Carranza